Adviento - Navidad

Adviento - Navidad
Adviento - Navidad
HOLA

martes, 14 de septiembre de 2010

Y por fin se besaron... seis años después




La primera instantánea de contacto labial mutuo entre los Príncipes, por la que podría haberse pagado más de 30.000 euros, compite por el título de 'beso del verano' con el de Iker Casillas y Sara Carbonero.

Por Ángel Antonio Herrera

Hay ya beso publicado de Don Felipe y Doña Letizia. Beso en la boca, queremos decir, beso de amor, un piquito, en fin, que se dice en la calle, pero piquito que tiramás bien a tímido o cándido, apenas un roce matinal de los labios. La gran exclusiva la da la revista Hola. La foto del beso apunta a foto no posada, por insólita y poco nítida, pero se trata de una foto en público. Se trata de un beso espontáneo de casados, en Mallorca, el otro día, cuando Doña Letizia acudió con las Infantas a ver al Príncipe en las regatas. De algún modo, este beso es el beso que faltó en la ceremonia de la boda, allá por el 2004, cuando los contrayentes asomaron al balcón de palacio y se dieron para España, para el mundo, un beso de hermanos antes que el beso resuelto, profundo y despreocupado que se dan los novios en ese trance. Nos faltó el beso, pero aquí está, aunque no podamos, por leve, brindarle el glorioso pie de foto que nos dejara el poeta: «Hundo en tu boca mi vida ».

No es este beso, pero algo es algo. Apuntan los que dicen que saben que en la boda no se dio el beso predecible de cualquier boda por timidez o desconcierto de Doña Letizia, pero también pudiéramos suponer el mismo desconcierto o timidez en Don Felipe, que tampoco acabó de lanzarse. Se hicieron un lío con el beso que no llegaron a darse. Lo mismo también aportó lo suyo la inclemencia del día. Se habló mucho, entonces, del beso no dado, de aquel beso ausente, y la vida, que es irónica, incluso dentro de Palacio, nos trae ahora un beso que es y no es aquél, porque está soltado como al aire, donde los labios casi más se desencuentran que se encuentran, con más aprecio marital que apego sexual, por decirlo con riesgo rápido.

Todo lo que entonces fue tertulia en torno a un beso no dado revive ahora, pero al revés, porque sí hay beso. Hicimos entonces la crónica de un beso no dado, y ahora hacemos la crónica de un beso no anunciado. Estamos glosando, quizá, la imagen de este agosto, y de algún otro agosto, con permiso de la estampa fina del biquini de Doña Letizia, tiempo atrás, y de la visita de Michelle Obama, hace un rato.

Un beso de enamorados en el día de la boda no hubiera sorprendido a nadie. Sorprendió lo contrario, porque el personal quiere jarana y «Vivan los novios». Sorprendió y hasta decepcionó. Al español de la clase turista, que somos todos, o casi todos, le gusta ese castizo de «la española cuando besa es que besa de verdad ». Pero a una de nuestras españolas principales se le quedó el beso pendiente. Si mal no recuerdo, son mayoría los besos en la boca, durante las ceremonias de bodas reales. Se besaron Guillermo y Máxima Zorreguieta, y Carlos y Diana, y Federico y Mary Donaldson.

Este beso de los Príncipes de Asturias es, en cualquier caso, un beso inaugural en el álbum de fotos de nuestra monarquía, que viene a ser el álbum de fotos del resto de españoles. Tendrán ellos su álbum privado, naturalmente, pero el peatonaje ha tenido que esperar seis años.

A nadie se le escapa que los gestos de efusividad sentimental o emocional en la Familia Real van sujetos a protocolo y, por tanto, no existen. Claro que alguna vez se pudiera romper la fija compostura por darse el alegrón de cualquier mortal. Ahí tenemos de aval las imágenes penúltimas de los Príncipes en el Mundial de Sudáfrica, celebrando a nuestra selección como si fueran un par de forofos que acudían a ver jugar a unos zagales de la familia. El saludable desliz de los abrazos sí se ha cumplido en alguna ocasión, pero besos, ninguno.

No es sólo hábito éste de Don Felipe y Doña Letizia. En la luna de miel de Don Jaime de Marichalar y la Infanta Elena, que duró dos semanas largas, sólo pudo captarse una sola instantánea, sigilosamente perseguida, en la que hubiera beso entre los recién casados. Puede deducirse que hasta en la intimidad hay cautela. Podríamos incluso arriesgar, no sin licencia literaria, que los Reyes no se besan en la boca. Tampoco los Príncipes. Hasta hoy. Y hablamos de besos en público.

El beso inesperado de los Príncipes abre o cierra un verano en curso de besos. Ya podríamos asentar que el verano morirá con dos besos en su copa. Este beso tímido, pero suficiente, en Mallorca, y el beso mundial y por sorpresa de Íker Casillas a Sara Carbonero. Iker despeinó a Sara, con un beso de barrio, sincero y sentido, y Don Felipe y Doña Letizia se dan un beso de acuarela, casi de trámite, con más entraña de cariño que violencia de amantes de puerto.

Por: letiziaortiz1972 | 13 de agosto de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tiempo de Adviento y Navidad