“Majestades, Altezas reales, Presidente del Parlamento, Querida Marta...
Nos conocimos en nuestros sueños cuando éramos pequeños. Continuaremos reunidos en nuestros sueños. Eso hará que el tiempo que pasemos juntos sea el doble de largo.
Gracias, rey Harald. Gracias por las palabras buenas y cálidas que nos brindó y que tanta fuerza y aliento nos han dado para emprender este viaje que se presenta ante nosotros.
Queridos Sonia y Harald:
Lo primero y más importante quiero agradecerles que sean los mejores padres del mundo. ¡Nunca he conocido semejante paz con una hija!... Son dos personas únicas. Y, en este momento, no estoy pensando en el rol que tienen como queridos Reyes de nuestro país. Pienso en esa fuerza de corazón única y en la bondad que poseen. Les agradezco que hayan para aprender a conocerme, lo que me ha dado seguridad cuando más lo necesitaba. Enamorarse de la Princesa de un país es algo increíble, pero recibir su sí hace que toda una nación siga con interés las noticias- como si una pieza musical se interpretara en alto con las puertas abiertas. Gracias porque ustedes, como mis futuros suegros, me dieron el calor que necesitaba cuando sentía que me debilitaba y perdía el equilibrio... Agradezco, también, con todo mi corazón la gran celebración que han organizado para nosotros.
Queridos Mette Marit y Haakon
Estáis radiantes y llenos de bienestar. Gracias por los consejos y el apoyo que me distéis cuando supisteis que Marta y yo deseamos compartir nuestras vidas. Las conversaciones con ustedes han tenido un lugar especial dentro de mí y les agradezco que me hayan recibido con tanta alegría.
24 MAYO 2002
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